La interesante vida de Juan Bautista Marcucci, abuelo materno de José
Cruz La Roche Marcucci, y por lo tanto mi abuelo cuarto:
En su acta de matrimonio
con la -al parecer- caraqueña Catalina Jugo, se dice que es natural de Santiago
de los Caballeros, en la Isla de Santo Domingo[i], siendo su origen en
aquella isla ratificado en un artículo de Albert H. Gerberich, antiguo cónsul
de los Estados Unidos en Maracaibo, publicado en la National Genealogical
Society Quarterly, en 1931[ii]. No obstante, en otras
fuentes (la narrativa del Dr. E.N. Bancroft[iii] y los datos aportados por
su hijo Domingo al censarse en Estados Unidos en 1900[iv]) se afirma su condición de
francés, asentado en Maracaibo. Para complicar la situación aún más, el mismo
artículo del cónsul Gerberich comenta que sus padres, Domingo Marcucci y
Catalina Bauchelet (o Banchelet) fueron italianos.
Lo cierto es que más allá
de sus orígenes caribeños y europeos, se asentó en Maracaibo con al menos un
hermano, Cipriano, donde ejerció distintas actividades, llegando a convertirse
en un convencido venezolano con una activa vida política, y casándose con una
venezolana, Catalina, con quien tuvo diez hijos: Domingo María, Natalia María,
Juan Bautista, Luis José Felipe, Alejandro, Severo, Tomás, María Catalina,
Rafael y María Amarilis (por lo que, siguiendo las palabras de Gerberich, sus
descendientes son legión). Sin embargo, al igual que con su lugar y fecha de
nacimiento y con sus orígenes familiares, el dónde y el cuándo falleció
exactamente están envueltos en la bruma de ignorancia que los siglos crea para
nosotros, aunque no obstante, se puede afirmar gracias a distintos registros
eclesiásticos que para el 1 de enero de 1858 seguía con vida[v], y para el 16 de octubre
de 1872 ya había muerto[vi].
Firma autógrafa de Juan Bautista Marcucci, hecha en una carta que envió al Ministro Secretario de Estado del Despacho de Hacienda de la República de Colombia el 10 de marzo de 1829, solicitándole que hiciera efectiva una acreencia que tenía a su favor como tenedor de dos certificaciones del Ministerio de Hacienda de 621 pesos ambas[vii].
Firma autógrafa de Juan Bautista Marcucci, hecha en una carta que envió al Ministro Secretario de Estado del Despacho de Hacienda de la República de Colombia el 10 de marzo de 1829, solicitándole que hiciera efectiva una acreencia que tenía a su favor como tenedor de dos certificaciones del Ministerio de Hacienda de 621 pesos ambas[vii].
También puede decirse con
suficiente grado de certeza que poseyó la ciudadanía estadounidense, por
naturalización (acto que se celebró ante la extinta Corte Marina de Nueva York
el 8 de julio de 1828), y que vivió muchos años en esa ciudad o al menos en su
área, según los datos aportados por Gerberich (quien lo llama John Baptiste
Marcucci)[viii].
El mayor de sus hijos, Domingo,
estudió arquitectura naval en California becado por el gobierno venezolano,
bajo la condición de trabajar en los astilleros de la República una vez
terminados sus estudios. Pero finalmente Domingo vivió el resto de sus días en
Estados Unidos, teniendo su propio astillero y escribiendo sobre temas navales,
lo que le valió distinción dentro de ese gremio en tierras norteamericanas[ix] [x]. Otro de sus hijos, Luis,
fue Capitán de embarcaciones e hizo de Nueva York su hogar[xi].
Domingo María Marcucci Jugo, hijo mayor de Juan
Bautista Marcucci y Catalina Jugo, asentado durante toda su vida adulta en
California[xii].
Esta proclividad a la vida
marítima tal vez no haya sido exclusiva de esos sus vástagos; puede que el propio
Juan Bautista haya tenido vena naval, o al menos eso puede especularse al
conocer que la Diputación Provincial de Maracaibo emitió una ordenanza el 11 de
diciembre de 1846 en la cual le concedía un terreno ejido a Juan Bautista para
la fundición de un astillero, hecho que nunca se materializó, lo que provocó
entonces que dicha concesión fuera revocada por ordenanza sobre ejidos del 15
de diciembre de 1853[xiii].
Ya mudándonos de aquel
ámbito familiar, puedo afirmar que a pesar de desconocer el nivel de educación
formal con que contaba Juan Bautista, sí que es cierto que era un hombre con
formación idiomática, ya que además del español también dominaba otros idiomas.
Su manejo del inglés (deducible del hecho de haber vivido en Nueva York y haber
obtenido la ciudadanía estadounidense, de haber convivido con el anglosajón Dr.
Bancroft y con muchos vecinos en Maracaibo de esa procedencia -Weir, MacPherson
y Reimbold- y de tratar con la tripulación de un ballenero norteamericano) y
del francés (también deducible de su supuesto origen galo), se ve confirmado al
revisar que Marcucci solicitó al Secretario del Despacho de Hacienda de la
República de Colombia, en abril de 1830, que se le designara como intérprete de
esos dos idiomas[xiv].
Puede decirse que la vida
de Juan Bautista no fue particularmente sosegada y tranquila. Según narra en un
estudio el prestigioso médico y naturalista británico de la época, Dr. Edward
Nathaniel Bancroft, Juan Bautista, a quien llama Monsieur Jean Batiste
Marcucci, fue descubridor de una variedad medicinal de la familia de plantas violaceae, que consiguió en Ecuador, en
la ciudad de Riobamba, en el área del Chimborazo[xv].
Llegó a hacer tal hallazgo
tras un periplo que inició al enterarse de la existencia de una rara planta
conocida como Cuichunchulli, que se usaba efectivamente para tratar el
"Mal de San Lázaro", es decir, la lepra; por lo que en enero de 1834, movido por la
esperanza de conseguir beneficios económicos para su gran familia y de ayudar
a conseguir una cura para este mal, se embarcó en un peligroso,
costoso y largo viaje de quince meses.
Su travesía lo hizo vivir incontables experiencias. Navegó en un ballenero estadounidense, fue tomado por espía por los bandos guerreantes en el Ecuador, atravesó regiones de desiertos y montañas en el Perú y en Ecuador, enfermó de fiebres, hiriéndose al caer de su caballo en un camino empinado, convivió con tribus indígenas y con habitantes de distintas ciudades y pueblos, hasta finalmente hallar una variedad específica de la planta.
De regresó a Venezuela, pudo presentar los ejemplares que encontró al Presidente de la República del momento, el Dr. José María Vargas, así como al Dr. Carlos Arvelo, para su exhibición y examinación; para luego llevarlos personalmente al Dr. Bancroft en Jamaica. Y si bien la dichosa planta no significó una cura para la lepra, pudo el médico utilizarla para paliar sus síntomas en algunos pacientes, sin poder extenderse en su investigación por falta de ejemplares[xvi] [xvii].
Su travesía lo hizo vivir incontables experiencias. Navegó en un ballenero estadounidense, fue tomado por espía por los bandos guerreantes en el Ecuador, atravesó regiones de desiertos y montañas en el Perú y en Ecuador, enfermó de fiebres, hiriéndose al caer de su caballo en un camino empinado, convivió con tribus indígenas y con habitantes de distintas ciudades y pueblos, hasta finalmente hallar una variedad específica de la planta.
De regresó a Venezuela, pudo presentar los ejemplares que encontró al Presidente de la República del momento, el Dr. José María Vargas, así como al Dr. Carlos Arvelo, para su exhibición y examinación; para luego llevarlos personalmente al Dr. Bancroft en Jamaica. Y si bien la dichosa planta no significó una cura para la lepra, pudo el médico utilizarla para paliar sus síntomas en algunos pacientes, sin poder extenderse en su investigación por falta de ejemplares[xvi] [xvii].
El médico inglés, en obsequio
y tributo a Juan Bautista Marcucci, por su filantropía y su celo y paciencia en
tan larga odisea, bautizó a dicha planta como Ionidium marcucci o Ionidium
marcucii [xviii] [xix]. No obstante probablemente
creer el Dr. Bancroft que el descubrimiento de nuestro personaje era una nueva
especie, esa noción fue rebatida posteriormente por el Dr. F.J. Farre, en un
artículo publicado por la Royal Medico-Botanical Society of London, en 1839[xx], quien afirmó, al estudiar
presencialmente algunos especímenes que estaban en posesión de dicha sociedad
científica, y compararlos con otros pertenecientes al género Ionidium (también conocido actualmente
como Hybanthus[xxi]), que la planta de
Marcucci no se trataba de especie inédita e independiente, sino de una variedad
de otra especie denominada Ionidium
parviflorum (o Hybanthus parviflorus)[xxii], y que Humboldt y Bonpland
ya habían descubierto y bautizado como Ionidium
microphyllum.
Sin embargo, al consultar una
base de datos actual de catalogación de especies vegetales[xxiii], el Ionidium marcucci, Bancr. -abreviatura de Bancroft- (que aparece
mal transcrito como Ionidium marcucuii
Bancr.), aparece como “nombre sin resolver”, en el sentido de que la planta en
cuestión a la que se le atribuye esa designación no ha sido suficientemente
analizada y evaluada por especialistas modernos como para darle categoría de
nombre aceptado para designar una especie o de sinónimo de alguna otra especie
ya clasificada.
En definitiva, sea cual fuere la respuesta definitiva a esta situación, es importante destacar el aporte de Juan Bautista Marcucci, aun siendo mínimo y casual, al rico mundo de la botánica, al punto de añadir una nueva entrada a la taxonomía vegetal con su propio nombre familiar, lo que fue logrado por un hombre que simplemente siguió su propio sentido de aventura.
En definitiva, sea cual fuere la respuesta definitiva a esta situación, es importante destacar el aporte de Juan Bautista Marcucci, aun siendo mínimo y casual, al rico mundo de la botánica, al punto de añadir una nueva entrada a la taxonomía vegetal con su propio nombre familiar, lo que fue logrado por un hombre que simplemente siguió su propio sentido de aventura.
Ilustraciones de los especímenes de Ionidium
marcucii examinados por el Dr. F.J. Farre en 1839, tal como aparecen en el
Transactions of the Royal Medico-Botanical Society of London, Vol. I, Part IV.
El 20 de octubre de 1826 suscribió un acta junto a decenas de otros “notables de esta ciudad” de Maracaibo -entre los que destaca como cofirmante el General Rafael Urdaneta-, y a sus autoridades municipales, en la que, ante la dificultad de que el Congreso de la Gran Colombia se reuniera en los tiempos previstos para reformar la República (en lo que posteriormente llegaría a ser la Convención de Ocaña, si no me equivoco), y ante la amenaza de los españoles que se reunían en La Habana, deciden “consignar el ejercicio de su soberanía nacional” en la persona de Simón Bolívar, para que éste salvase los destinos de la patria[xxiv].
Años después, junto a un
grupo de vecinos de la ciudad de Maracaibo, entre los que se encontraban varios
próceres de la independencia y militares de alto nivel, como el Teniente
Coronel Julio Augusto de Reimbold (participante de la batalla de Carabobo), el
General Henrique Weir (para entonces en el rango menor de comandante efectivo,
y también participante de la batalla de Carabobo), el General Juan MacPherson y
el Coronel Diego Jugo; suscribió el día 19 de noviembre de 1829 una
manifestación conjunta dirigida al Congreso Constituyente de la República de
Colombia (Gran Colombia), en la que expresaban sus ideas sobre la organización
política y las bases de gobierno que debían establecer los congresistas para la
República, ideas estas que incluían que Bolívar permaneciera como Presidente
vitalicio y que antes de morir diera el visto bueno a su sucesor[xxv].
Este comunicado fue
publicado en la Gaceta de Colombia No. 446 del 3 de enero de 1830, y
subsecuentemente leído en el Congreso Constituyente de Colombia en su sesión
del 27 de enero del mismo año, acordándose remitirlo a la comisión de bases del
Congreso, y restándole demás importancia.
Menos de dos meses luego de
haber firmado esa acta de apoyo irrestricto a Bolívar, el 16 de enero de 1830,
Juan Bautista Marcucci se une al pronunciamiento de la ciudad de Maracaibo, en
el cual aparece como uno de sus primeros firmantes, donde se declara la
separación de Maracaibo de la República de Colombia y su unión a Venezuela en
federación, declarando el apoyo de la ciudad a José Antonio Páez y
solicitándole a éste su protección ante la avanzada de tres batallones
provenientes de Cartagena y que buscaban guarnecer la plaza de Maracaibo,
acción que la municipalidad consideraría una toma hostil y una declaratoria de
guerra civil, según ese mismo pronunciamiento[xxvi].
Tras esto, todo parece
indicar que Juan Bautista y su familia mantuvieron una relación de alineación
política y lealtad para con el “Ciudadano Esclarecido” José Antonio Páez y su
Partido Conservador: los famosos godos u oligarcas; lo que queda demostrado en
el hecho de que Juan Bautista Marcucci y sus hijos Juan Bautista y Luis fueron
partícipes de una reunión celebrada el 19 de abril de -al parecer- 1849, en la
casa de Tomé Naar en Curazao, reunión presidida por el mismísimo General Páez,
y en la cual el dicho prócer buscaba demostrar ante suficientes testigos que
una carta supuestamente escrita por él a Bolívar años atrás, en 1829, y que fue
publicada en el número 214 de un periódico llamado El Republicano, en la que
pareciera apoyar Páez la idea del establecimiento de una monarquía en América,
en detrimento del sistema republicano, no era otra cosa sino una falsificación
y alteración de una misiva verdadera donde no se expresaban tales ideas[xxvii].
El trajinar del Sr.
Marcucci en el violento, anárquico y atomizado mundo de la política venezolana
de mediados del siglo XIX evidentemente no fue nada pacífico, y es que en
agosto de 1848, poco menos de un año antes de la celebración de aquella reunión
con Páez, se sabe por la correspondencia entre Roland Dubs, Cónsul de los
Estados Unidos de América en Maracaibo y yerno de Juan Bautista Marcucci, y
Carlos Luis Castelli, Gobernador de la Provincia de Maracaibo, que Juan
Bautista estaba recluido en la cárcel pública de Maracaibo, y Catalina Jugo de
Marcucci, su esposa, se encontraba bajo mandato de prisión pero “fugada al
enemigo” [xxviii].
En las primeras comunicaciones
entre Dubs y Castelli, el Gobernador le informa al Cónsul que debe comparecer
ante los Juzgados de Maracaibo, sin informarle la causa, pero baraja la
posibilidad de que el norteamericano estuviera involucrado en los asuntos
penales que salpicaban a su familia política; y en posteriores misivas queda
patente que el asunto en cuestión que involucraba a Roland Dubs se trataba de
una acusación criminal contra Guillermo Dubs, familiar suyo, por supuestamente
prestar auxilio a piratas y enemigos del gobierno.
En definitiva, queda poco
clara la razón de la persecución penal contra la pareja Marcucci Jugo, pero se
hace lógico pensar que estriba en algún problema político, dado el grado de
cercanía que tenía Juan Bautista con los acontecimientos de esta naturaleza que
discurrían en Maracaibo desde al menos 1826, y teniendo en cuenta la mención de
“el enemigo” que hace Castelli en su carta, término cargado de una fuerte
connotación hostil y política, y al que supuestamente había acudido Catalina
Jugo de Marcucci para huir de la cárcel.
Un repaso de la situación
política vivida en el país y particularmente en Maracaibo durante el año 1848,
bajo el gobierno de Castelli en la Provincia, y del mayor de los Monagas
-conservador convertido en liberal- en la República, permite recordar que ese
año fue lanzada una ofensiva militar por Páez contra el gobierno monaguista
como respuesta al llamado “fusilamiento del Congreso” ocurrido en enero de ese
año, enviando a Judas Tadeo Piñango a Maracaibo para intentar tomarla. No es
descabellado entonces pensar que Juan Bautista Marcucci y su esposa Catalina,
al parecer paecistas, se hubieran visto de alguna manera involucrados en este
particular enfrentamiento entre godos y liberales en 1848, lo que les valió la
prisión y enemistad del gobierno de Castelli; aunque al parecer eventualmente
fuera indultada Catalina Jugo[xxix], especulándose que, por
extensión, también Juan Bautista.
Firma autógrafa de María Catalina Marcucci Jugo,
hija de Juan Bautista Marcucci, y tatarabuela del autor de esta investigación
(fuente: FamilySearch).
El apellido Marcucci siguió
sonando en los ámbitos de los conflictos caudillistas del terrible siglo XIX.
Es el caso que en la famosa batalla de Santa Inés, librada en diciembre de 1859
en el marco de la sangrienta Guerra Federal venezolana, hubo varios Marcucci en
el ejército del gobierno conservador, que cayeron muertos o fueron hechos
prisioneros. Así, según el historiador González Guinán, vio extinguir su
aliento en las sabanas de Barinas un tal J. Marcucci, oficial del ejército
conservador, y sufrieron los grilletes tras la derrota otro J. Marcucci y
Alejandro Marcucci, también oficiales godos[xxx].
La identidad de Alejandro
Marcucci no se presta a dudas, se trata de uno de los diez hijos de Juan
Bautista Marcucci Bauchelet y Catalina Jugo Machado; pero de los dos J.
Marcucci que desatinadamente Guinán no da sino la inicial de sus nombres de
pila, no puede hacerse otra cosa sino especular sobre sus posibles identidades.
Evidentemente se trata de miembros de la familia Marcucci de Maracaibo, por
haber participado en la batalla junto al maracaibero Alejandro, y por ser esta
ciudad el lugar de asentamiento de ese clan. Ahora bien, sólo tres posibles J.
Marcucci en edad adulta había en Venezuela en el año 1859, según lo que los escasos
recursos investigativos han arrojado: Juan Bautista Marcucci, padre; Juan Bautista
Marcucci, hijo; y Julio Marcucci Espina, sobrino y primo hermano de los
anteriores, respectivamente. Quedará también entonces envuelto en el misterio,
el saber, de estos tres personajes llamados J. Marcucci, cuál par de hombres
sufrió terrible destino en Santa Inés.
Los infortunios de la
familia Marcucci Jugo derivados de acciones políticas y militares, se
perpetuaron al menos hasta bien pasado el meridiano del siglo XIX, cuando en
1866 otro de sus hijos, el Capitán Severo Marcucci, quien se encontrase
participando en una invasión a la ciudad de Maracaibo comandada por los
Generales Rafael Capó y Eduardo Pérez, que intentaba remover del poder regional
al General Jorge Sutherland, fue fusilado junto a otros dos compañeros de
armas, a bordo del vapor “Mariscal”, una vez la intentona fue sofocada[xxxi].
Este desgraciado hecho
provocó la furia de una madre, y es que Catalina Jugo, progenitora del Capitán
Severo, buscó venganza personal contra el General Sutherland, responsable
intelectual de la muerte de su criatura, y en uno de los acostumbrados paseos a
caballo que éste hacía por la hoy avenida El Milagro de Maracaibo, armada con
un puñal en su diestra y tomando las bridas del equino, intentó matar el
General, cosa que le fue frustrada al salir Sutherland huyendo al galope[xxxii].
José de la Cruz La Roche Marcucci, nieto de Juan Bautista Marcucci, y bisabuelo de quien escribe estas líneas (colección personal Vargas La Roche).
Así, a retazos y con
información dispersa, logré reconstruir varios de los rasgos principales y
acontecimientos de la vida de Juan Bautista Marcucci, padre, y de su familia,
digna de ser narrada por cualquier escritor de aventuras, y que si fuera
posible tener acceso a un universo más integral de las fuentes documentales de
su vida, probablemente se acrecentaría el atractivo de la historia de este
particular Indiana Jones latinoamericano.
José Alberto Vargas La Roche.
Fuentes:
[i] The Church of Jesus Christ of
Latter-day Saints. Family
Search. Search/Records. Documento disponible en: https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9R5G-CHY?mode=g&cc=1951777
[ii] Gerberich, Albert H. UNITED STATES FAMILIES AT MARACAIBO,
VENEZUELA. National Genealogical Society
Quarterly, Volumes 19-22, Issue 29 of
Special publications of the National Genealogical Society, 1931.
[iii] Bancroft,
E.N., M.D. Observations on the plant
named cuichunchulli, and its use as a remedy in the disorder called Mal de San
Lazaro, or Coco-Bay. American Journal of Pharmacy, Volume 8, pp. 125-151. Disponible en: https://books.google.co.ve/books?id=xNYyAQAAMAAJ&pg=PA136&lpg=PA136&dq=monsieur+jean+baptiste+marcucci&source=bl&ots=yRS2v83WGF&sig=PDd7dx8V2nuZGoU_lSAmm4YJ5sU&hl=es-419&sa=X&ei=U8eYVYfiGoWEsAWMpoCoDQ&ved=0CCQQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false
[iv] Id i.
Documento disponible en: https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:S3HT-DY49-883?mode=g&i=7&cc=1325221
[v] Id. i. Documento disponible en:
https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9R5K-9GP6?mode=g&i=186&cc=1951777
[vi] Id. i.
Documento disponible en: https://familysearch.org/ark:/61903/3:1:33SQ-GR5K-SSNJ?mode=g&i=49&cc=1951777
[vii] Archivo General de la Nación de Colombia. Catálogo en línea. Código
de referencia: PETICIONES-SOLICIT: SR.75,10,D.28. Título: [Solicitudes del
Departamento del Zulia]. Año: 1829. Folios: 530-567. Documento disponible en: http://consulta.archivogeneral.gov.co/ConsultaWeb/descripcion.jsp?id=3823842&images=true
[viii] Id. ii.
[ix] Presidencia de la República de
Venezuela. Las fuerzas armadas de Venezuela en el siglo
XIX: textos para su estudio,
volumen 10. Prenzas (sic)
venezolanas de editorial arte, 1967.
[x] Wikipedia, the Free
Encyclopedia. S/F. Domingo Marcucci. Disponible en:
https://en.wikipedia.org/wiki/Domingo_Marcucci
[xi]
Id. ii.
[xii] Overland Monthly, Vol. XXV.,
Second Series, January-June 1895, p. 11. Edited by Rounsevelle Wildman.
Disponible en:
https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=umn.319510008997757;view=1up;seq=1
[xiii] Diputación Provincial de Maracaibo. Ordenanzas y Resoluciones de la Honorable
Diputación Provincial de Maracaibo en 1853. Caracas: Imprenta de Tomás
Antero, 1854.
[xiv]
Archivo General de la Nación de Venezuela. Boletín del Archivo General de la
Nación, volumen 55, edición 208 - volumen 56, edición 211. Oficio de la Prefectura Departamental del
Zulia, para el Secretario del Despacho de Hacienda. Dice acompañar una
representación de Juan Bautista Marcucci, solicitando se le designe el empleo
de intérprete en los idiomas de inglés y francés.- Maracaibo, 17 de abril de
1830.- 1965.
[xv] Id. iii.
[xvi] Id. iii.
[xvii] Samaniego,
Juan José. Cronología Médica Ecuatoriana,
p. 79. Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1957. Disponible en:
https://books.google.co.ve/books?id=nldYAAAAMAAJ&dq=con+que+fue+curado+Jacobo+Puche+del+mal+de+elefancia+de+San+L%C3%A1zaro%2C+en+la+misma+ciudad+de+Ma-racaibo&focus=searchwithinvolume&q=quince+meses
[xviii] London Medical and Surgical Journal, Volumes 11-12.
Disponible en: https://books.google.co.ve/books?id=Uv7p4o6xMUEC&pg=PA497&lpg=PA497&dq=marcucci+bancroft&source=bl&ots=AD4OZFAQjq&sig=JyNnm4S3wozMs20d2zxcqdJnxds&hl=es-419&sa=X&ei=a8SYVYyZBIb_yQT0kYLoDg&ved=0CDEQ6AEwAw#v=onepage&q=marcucci&f=false
[xix] Pharmaceutical
Journal and Transactions, Volume II, 1842-3. On Huichunchilly. Edited by Jacob Bell. Disponible
en: https://books.google.co.ve/books?id=RBc4AQAAMAAJ&pg=PA416&lpg=PA416&dq=marcucci+bancroft&source=bl&ots=wx3Ptzc2Rj&sig=La2o2RmfYM2W3RnoKL2VnYtG-8s&hl=es-419&sa=X&ei=a8SYVYyZBIb_yQT0kYLoDg&ved=0CD0Q6AEwBQ#v=onepage&q&f=false
[xx]
Farre, F.J., M.D. ON THE SPECIES OF
IONIDIUM WHICH PRODUCES THE CUICHUNCHULLI, AND ON THE SPECIFIC IDENTITY OF I.
MICROPHYLLUM AND I. PARVIFLORUM. Transactions of the Royal Medico-Botanical
Society of London, Vol. I, Part IV, pp. 206-217. Londres: Highley, Fleet Street
and Churchill, Princes Street, 1839.
[xxi] Id. x. S/F. Hybanthus. Disponible
en: https://en.wikipedia.org/wiki/Hybanthus
[xxii] The Plant List. S/F. Ionidium parviflorum (L.f.) Vent. Disponible
en:
http://www.theplantlist.org/tpl1.1/record/kew-2866245?ref=tpl1
[xxiii] Id. xxii. Ionidium marcucuii Bancr.
Disponible en: http://www.theplantlist.org/tpl1.1/record/kew-2866225?ref=tpl1
[xxiv] Biblioteca
Nacional de Colombia. S/F. Acta del Pronunciamiento
que hizo la capital del Zulia el 20 de octubre de 1826. Disponible en: http://www.bibliotecanacional.gov.co/nuevo2/recursos_user/fquijano/fquijano_261_pza127.pdf
[xxv] Colección de documentos relativos a la vida pública
del libertador,
volumen 21, pp. 52-55. Exposición de
varios vecinos de Maracaybo al congreso constituyente. Disponible en: https://books.google.com.gi/books?id=ty8CAAAAYAAJ&pg=PA55&dq=%22juan+b.+marcussi%22&hl=en&sa=X&ved=0ahUKEwjvwPO69tTSAhXEjFQKHaGoBO8Q6AEIGTAA#v=onepage&q&f=false
[xxvi] Anales de Venezuela. Documentos para la historia de Venezuela desde el año
de 1830. Disponible en: https://archive.org/stream/analesdevenezuel00azpu_0/analesdevenezuel00azpu_0_djvu.txt
[xxvii] Páez, José Antonio. Autobiografía
del General José Antonio Páez, volumen 1, p. 486.
Nueva York, 1867. Disponible en: https://books.google.co.ve/books?id=5R4TAAAAYAAJ&pg=PR1&hl=es&source=gbs_selected_pages&cad=2#v=onepage&q&f=false
[xxviii] Transcripciones
de las comunicaciones originales proporcionadas por el Profesor Juan Carlos
Morales Manzur.
[xxix] Archivo
General de la Nación de Venezuela. Boletín del Archivo General de la Nación,
ediciones 217-219. 1969.
[xxx] González Guinán, Francisco. Historia Contemporánea de Venezuela, volumen
7, p. 32. Ediciones de la Presidencia de la República de
Venezuela. 1954. Disponible en: https://books.google.co.ve/books?id=itMYAAAAYAAJ&dq=del+ejercito+conservador%2C+como+lo+hemos+visto%2C+apenas+se+salvaron+unos+pocos+jefes&focus=searchwithinvolume&q=marcucc%C3%AD
[xxxi] González Guinán, Francisco. Historia Contemporánea
de Venezuela, tomo octavo, p. 517. 1910.
[xxxii] Elegía
“Medallón de Bronce”, lamentando la muerte de Catalina Marcucci Jugo de La
Roche, escrita por Eduardo López Bustamante y publicada en algún periódico
desconocido de la ciudad de Maracaibo el 21 de mayo de 1928. Digitalización del
documento facilitada por Alejandra Bernal Guzmán.
Interesante !
ReplyDeleteWow! Emocinante y muy sorprendente el gran valor histórico que a veces ignoramos. No pares de escribir.
ReplyDeleteYour grandfather's search for cuichunchilli and Dr. Bancroft's tests of the plant as a specific against leprosy led to other drama decades later and thousands of miles away.
ReplyDeletePlease, tell me about it.
DeleteSure!
DeleteWell, a doctor on the island of Mauritius named F.A. Boileau, who had leprosy himself, heard of the Cuichunchulli and was desperate to have the plant imported to Mauritius. Inspired by reports of this plant, unable to obtain it, and expecting to die, Boileau picked a plant off of the ground which had leaves that resembled a typical violet. He began treatment on himself with the plant and experienced symptoms of recovery. He called the plant "bevilaqua" and later went on to "cure" 57 people of leprosy on his island with it. Word spread all over the world about this plant. Today, bevilaqua is known as Centella asiatica. This story is much MUCH longer and stranger than I can comment. I am writing a book about it.
What is a good resource detailing your grandfather's search for cuichunchilli?
P.s. In reality, Centella asiatica does not look like cuichunchilli at all! They aren't even in the same family. I believe Dr Boileau heard that your grandfather's plant was in the violet family (which it is), but incorrectly assumed that it looked like a plant in the violet genus.
DeleteInteresting story. I apologize for the great delay in responding you. All the sources that I used for my investigation are in the final part of this article under the name "Fuentes". If you get to discover any new information related to my ancestor in your investigation of Dr. Boileau's deeds, I'll be glad if you let me know. I would be grateful as well if you inform me when you publish your book, it sounds interesting. Greetings.
DeleteMagnifico relato historico y avenrnturero de nuestro mutuo antepasado.
ReplyDelete¡Gracias primo! Un abrazo.
Delete